Cuidar tus buzos de lana merino de Especie Humana no es solo mantenimiento: es lo que les da larga vida. Con la atención que se merece, una prenda puede acompañarte durante años, incluso décadas. La forma en que la cuidas hoy define cómo se conservará mañana.
Las fibras de lana tienen propiedades únicas que las diferencian de otros materiales. Gracias a su estructura natural, las prendas de lana son resistentes a los olores y las manchas, por lo que no necesitan lavarse con frecuencia.
Lavado a mano (método recomendado):
Llená un recipiente con agua fría o tibia (sin superar los 30 °C) y añade un jabón neutro. Sumergí suavemente el buzos y dejalo en remojo unos 10 minutos. Evitá frotar o retorcer la prenda, ya que esto puede dañar las fibras. Enjuagá bien con agua fría hasta eliminar todo el jabón.
Importante: No laves tus buzos de 100% lana en el lavarropas, ni siquiera en ciclos delicados. El movimiento, la temperatura y la fricción alteran la estructura natural de la fibra, pueden apelmazarla (que se convierta en fieltro) y hacer que la prenda se encoja de forma irreversible. El cuidado artesanal que tienen estas piezas merece un lavado igual de consciente.
Eliminación de manchas:
Actuá rápido frente a las manchas, secando con un paño limpio. Aplicá una pequeña cantidad de detergente apto para lana directamente sobre la mancha y masajeá suavemente con los dedos. Enjuagá con agua fría, repitiendo si es necesario. Evitá frotar en exceso para no dañar la fibra.
Almacenamiento:
Guardá los buzos de merino doblados en un lugar fresco y seco para que mantengan su forma. Usá bolsas de algodón transpirables para protegerlos del polvo y las plagas. Asegurate de que estén limpios antes de guardarlos, ya que las manchas y aceites corporales pueden atraer polillas.
Seguir estas recomendaciones no solo prolonga la vida útil de tus buzos de lana merino, sino que también preserva su calidad, permitiendo que se conviertan en prendas que valga la pena conservar y heredar.