Wool at Especie Humana

Como diseñadora textil, siempre pongo el foco en la calidad de las fibras y los tejidos. Esta vez, estando en Uruguay, decidí trabajar con lana: una fibra profundamente ligada a la identidad local y reconocida mundialmente, no solo por su calidad, sino también por los procesos responsables y los conocimientos de las personas que la trabajan hace décadas.

De hecho, Uruguay es el segundo país en el mundo con mayor producción certificada bajo el estándar Responsible Wool Standard (RWS) que certifica que la lana proviene de establecimientos donde se respeta el bienestar animal —garantizando, por ejemplo, que las ovejas estén bien alimentadas, cuidadas y no sufran prácticas crueles como el mulesing— y que se aplican buenas prácticas de gestión ambiental y uso responsable de la tierra. Además, asegura la trazabilidad de la lana, permitiendo conocer su origen y su recorrido hasta convertirse en prenda.

Esta combinación de calidad y compromiso con prácticas sustentables ha consolidado la reputación de la lana merino uruguaya a nivel internacional. Tanto es así que en 2024, el Sistema Cultural de la Lana fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial.

Los primeros buzos de lana de Especie Humana están hechos en Uruguay, usando lana merino fina de 21 micras y lana Corriedale de 23 micras. Esto significa que las fibras son especialmente delgadas y suaves al contacto con la piel.

La lana es una fibra natural proteica con propiedades únicas. Es térmica, lo que significa que mantiene el calor corporal en los días fríos y ayuda a regular la temperatura. Además, gracias a su estructura natural, es resistente a los olores y a las manchas, y tiene una capacidad de autolimpieza, por lo que no necesita lavarse con frecuencia.

Estas prendas están pensadas para acompañarte durante años —y si se cuidan bien, pueden convertirse en objetos heredables. Porque la calidad no es solo una cuestión de estética, sino también de permanencia.

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